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Metáfora del tocador de personas



Las personas son como instrumentos musicales, cada una con su canción.
Hay quienes tienen como la habilidad para sacar lo mejor que hay en las personas y que estas den lo mejor de sí, Incitando, dando pie o, simplemente, permitiendo que la otra persona exprese lo que tiene de valioso. ¿Cómo lo hacen? No lo sé. Creo que es espontáneo, sin premeditación. Podrá ser haciendo preguntas oportunas, comprendiendo, respondiendo lo adecuado e incluso con silencios fructíferos. Pero sobre todo, quizá con el ejemplo y mera exigencia, creando un ámbito donde no se espera ni admite otra cosa que lo mejor posible.
Hay buenos intérpretes musicales que sacan las mejores notas y más puras de un instrumento, y hay buenos intérpretes de personas que, igualmente, permiten y hacen que las otras den su mejor nota y sacan lo mejor de ellas. Estos hábiles intérpretes, eventualmente, acaso harán que seamos más veraces y en su ámbito, en su atmósfera, percibiremos que la falsedad está fuera de lugar haciéndonos adecuarnos a ese medio. O, quizá que seamos más valientes llegado el caso, o más generosos, o que despleguemos nuestra creatividad artística, o nos impongan una elevación de la inteligencia para comprender.
Esta metáfora o habilidad es especialmente evidente en el ámbito expresivo y conversacional. Hay personas con quienes nos sentimos muy cómodos hablando y en algún momento podemos advertir con cierta sorpresa que, sin saber por qué, estamos expresando nuestra intimidad, con una fluidez que en otros casos no se da, sin tensión, con naturalidad. Bien, pues es mérito de la otra persona, maravillosa intérprete de nosotros, que casi mágicamente hace el milagro.
En fin será buena cosa dar con un buen "tocador" de personas que nos permitan y propicien nuestro verdadero yo en el ámbito moral, intelectual o sentimental. Y aún mejor, aplicarnos nosotros a este curioso arte. Yo pienso empezar por alguna dama que conozco, a ver qué tal la toco. Je je. (No lo pude evitar).

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